lunes, 11 de abril de 2011

Internos de Teruel comparten la lectura de "Campos de fresas" con un grupo de jóvenes.

Actividad de Animación a la lectura. Plan lector 2010-11.
Es una noche de marcha, como muchas otras, muy normal para un grupo de adolescentes hasta que deciden tomar unas pastillas de EVA para hacer la noche más divertida y aguantar más. Luciana que es la protagonista cae fulminada en la pista de la discoteca y es trasladada a la UCI de un policlínico donde entra ya en coma, poco después llegan sus padres. Este es el comienzo de “Campos de fresas”, una novela de Jordi Serra, que ha servido para que jóvenes alumnos del CPEA “Isabel de Segura” se encuentren con algunos internos del Centro Penitenciario de Teruel para conocer de cerca el mundo de las drogas.
La actividad se enmarca dentro del Plan lector del Centro y pretende animar a la lectura compartiendo libros con personas que puedan aportar una dosis de motivación en esta tarea. Los internos leen, entre rejas,  el libro propuesto, a la vez que se hace en las aulas para, a continuación, mantener un encuentro para hablar del libro, sus personajes…y abordar un tema como los consumos de sustancias psicoactivas entre los jóvenes.
Los internos explicaron sus experiencias, en primera persona, con el mundo de las drogas y cómo estos comportamientos les llevaron, irremediablemente, a prisión y a perder una buena parte de su juventud privados de libertad. Los jóvenes plantearon dudas y conocieron cómo la droga no entiende de clases sociales, ni de edades, te hace perder dinero, salud y familia…”tus amigos de entonces no se acuerdan de visitarte en la cárcel”. “Estas dependencias te hacen no ser tú mismo, te deformas y llegas a robar a tu propia familia” fueron algunas de las afirmaciones de los internos, para acabar reconociendo que “lo esencial es reconocer tus problemas y querer ser ayudado; en el C. Penitenciario de Teruel el apoyo es máximo a través del GAD (Grupo de ayuda a drogodependientes)”.

La actividad viene desarrollándose desde hace tres años ya que supone una importante terapia para el interno que reconoce una experiencia negativa en su vida, a la vez que aumenta su autoestima en el intento de ayudar a los jóvenes a evitar y conocer de cerca el verdadero peligro de las drogas. Los alumnos, por su parte, comentaron el encuentro con interés y manifiestaron que, como poco, les obliga a reflexionar y pensar sobre conductas, a veces, irreflexivas o que consideraban de lo más leve.

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